Ya has escuchado algo sobre el síndrome de burnout: *cuando no podemos más*
Educar, cuidar, ser ejemplo, enseñar, escuchar, sostener, alimentar, cuidar que no les pase nada, estar feliz todo el tiempo, mantener ordenado y aseado, ser esposa, ojalá tengas hasta mascotas, y si estás trabajando ni hablar..… son solo algunas de las cosas que conlleva criar a un Peque, y aun que todo es realmente precioso sin importar tus condiciones, también es AGOTADOR, nos sobrecargamos de la energía de nuestros Peques, y corremos a donde sea que encontremos un espacio para nosotras. Y si eres padre en casa debes de sentirte igual.
Todas estas son cosas que pueden llegar a agotarnos, y es normal a todos nos pasa.
Y bueno entrando a los emocionales y reactivos que podemos llegar hacer cansados o con hambre, esto hace que hagamos o digamos cosas que quizás nos hacen sentir mal, como gritar a nuestros hijos o pareja. Y sobre todo, nos impide disfrutar del proceso de crianza como realmente desearíamos. Te contaré un par de cosas que aprendí hacer y me han resultado muy bien, debo decir que también me esfuerzo por tener una vida óptima en referencia a mis rutinas de sueño, alimentación y ejercicio, prestares atención a los tuyos, son factores importantes detrás de todo este agotamiento y qué cosas puedes hacer para salir poco a poco de este estado.
Cuando el agotamiento se traduce en irritabilidad
Hablamos de irritabilidad cuando nos referimos a un estado emocional en el que una persona tiene un temperamento explosivo
Como consecuencia, las cosas pequeñas pueden conducir a reacciones hostiles (por ejemplo, gritarle a la familia o a los amigos, enojarse porque algo nos sale mal, levantarle el tono de voz a los peques, ignorar a tu pareja, estar cansado para disfrutar de las actividades en familia y muchas otras cosas más). A esto ya se le puso un nombre:
El síndrome de burnout cuando no podemos más
Cuando este cansancio se traduce en síntomas FÍSICOS (ansiedad, dolores musculares, óseos, problemas con el periodo, piel reseca, caspa, taquicardia, fatiga, problemas para dormir…), COGNITIVOS (dificultades para concentrarse, o recordar por ejemplo) y EMOCIONALES (tristeza, irritabilidad, depresión…), y todo esto se alarga en el tiempo, entonces es probable que padezcamos el síndrome de burnout, cargamos con tantas cosas a diario, porque queremos que todo sea perfecto en nuestro peque hogar.
Este término tiene su origen en el ámbito del trabajo, pero que puede perfectamente instaurarse en el ámbito de la crianza y del cuidado de los hijos, ya que tiene sus mismas características, y su origen en el propio estrés.
Es importante que estemos atentas y atentos a nuestros síntomas. Y a su duración.
Y también, que observemos si nos estamos aislando de nuestro entorno, un síntoma también común.
Sin embargo, aunque no padezcamos el síndrome propiamente dicho (además, recordemos que no es un diagnóstico oficial), puede que nos sintamos agotadas igualmente, y que a raíz de ahí surja esa irritabilidad que comentábamos.
En estos casos, es importante que tomemos cartas en el asunto y que empecemos a cuidarnos y a buscar ayuda en el entorno. Esto no siempre es fácil, de hecho a veces creemos que los que nos lo hacen ver exageran, sin embargo si estás leyendo esto es porque ya te diste cuenta y estás buscando soluciones.
¿Qué podemos hacer para cuidarnos y mejorar este agotamiento?
1. Habla con tus seres más cercanos, ya sea que tengas pareja, familiares, o amigos, por qué crees que te sientes así, explícales cómo crees que pueden ayudarte, aun que no lo creas el hecho de solo hablar te va a quitar mucho peso de encima, necesitas soltar todo eso que te tiene cansado y nadie lo ve, toma un rato y cuéntale como te sientas a alguien…
No te sientas mal por pedir ayuda, no tienes que poder con todo tú sola. Además, si estás en pareja, recuerda que la otra persona tiene el 50% de la responsabilidad de la crianza; no tienes que asumirlo todo tú, aun que el otro trabaje puede llevarse a bebe, o al peque y darte tu espacio.
2. Delega las tareas que puedas y no te cargues con todo. Organiza tu tiempo de tal forma que, aunque ahora lo veas imposible, puedas descargar un poco.
3. Bueno lo pasado hecho esta, es hora de soltar la culpa Seguramente la culpa todas y todos en más de una ocasión hemos sentido culpa por no poder con todo, por sentirte «mala madre», por gritar a tus hijos o a tu pareja… Sin embargo, la culpa no te ayuda. Empieza a soltarla, a cuestionarla, no queremos que vuelvas a explotar de cansancio.
Y es que, lo que sí puede ayudarte a sentir mejor es la autocompasión; escúchate y reconoce que es normal que te sientas así. Válida tus emociones.
4. No intentes ser perfecta y saber o poder con todo como madre y esposa, y más si eres muy auto exigente, seguramente en alguna ocasión (o muchas) has intentado ser «la madre perfecta» pero seamos realistas tener hijos es extra demandante y hacerlo todo y además, hacerlo bien ES IMPOSIBLE, y NO ES NECESARIO para que seas la mejor madre del mundo o el mejor padre, tío, abuela o abuelo, tutor porque ya lo eres. Intenta soltar poco a poco esa autoexigencia y empezar a priorizarte, a buscar ayuda. A aceptar que a veces te equivocarás, y que no pasa nada.
5. Busca momentos de autocuidado ENCUENTRA Y CREA momentos para ti, para cuidarte (aunque esto no te quitará al 100% el agotamiento, te aseguro que va a ayudarte). Ni que sean 10 minutos al día, báñate, maquíllate, péinate, ponte algo lindo. Cuando ya estés preciosa o precioso para tus ojos, vamos y cuida tu alimentación, tus rutinas y tu sueño. Y date algún capricho de vez en cuando.
Tú también eres importante. ¡Te mereces autorreforzarte de vez en cuando! Es crucial que busques tiempo para ti: para recargar energía, aliviar tensiones y descansar.
6. Contrólate antes de explotar: utiliza técnicas de autocontrol Es normal que a veces nos sintamos desbordadas, pero debemos de intentar evitar que las cosas nos saquen de quicio. Para ello, aprender a gestionar y controlar tus emociones es fundamental. Una sabia mentora me ha explicado desde su punto de vista que cuando algo nos hace enojar, no es realmente lo que dicen o quien lo diga lo que me duele, ya que esas palabras o acciones son simplemente el limón, cuando derramas limón en una cicatriz sana no pasa nada, si derramas limón en una herida sangrante, va a arder como ácido, así son nuestras emociones, cuando estamos cansadas todo a nuestro alrededor nos cae como limón en heridas abiertas.
Por eso te dejo aquí algunas técnicas de autocontrol que practico a diario desde hace muchos años.
Por ejemplo, cuando sientas que vas a explotar, puede ayudarte:
• Contar hasta 10 (o 100 si es necesario).
• Emplear técnicas de respiración (pon atención a tu respiración, y que esta sea una respiración consciente y calmada; inspira por la nariz, exhala por la boca).
• No responder de forma explosiva. Cierra tus labios, no mires a nadie, si puedes trata de cerrar los ojos, de una forma muy relajada, consciente de tu respiración, no levantes el dedo, ni siquiera toques a nadie, no respondas con ningún gesto, por un par de segundos, hasta que seas consciente de lo que vas a decirle a tu Peque de ahora, para el Peque del futuro. (aplica para cualquier persona que te saque de quicio) (cualquier situación que te esté pasando), ya que tu Peque está viendo, y aprendiendo todos y absolutamente todos tus patrones de reacción ante diferentes circunstancias, y como padres te entiendo buscamos forjar peques emocionalmente inteligentes.
•Reflexionar antes de pasar de 0 a 100 en un segundo. Tomarte un tiempo frente a un conflicto para pensarlo bien, ve al espejo, toma una ducha, salgan a caminar, coman algo, antes de discutir sobre cualquier situación asegúrate de haberlo meditado antes, te aseguro que nada parece tan grave después de un rato.. 🙂

